Embarazo: alimentos prohibidos
A lo mejor te entró el pánico en cuanto supiste que estabas embarazada. El temor a no dormir y otras muchas cosas te bullen en la cabeza: ¿tengo que tirar todo lo que tengo en la nevera?, ¿envenenaré al bebé sin querer?, si solo me apetece comer patatas de bolsa y puré de espárragos durante una semana ¿es buena idea? (No. Es malísima.)
Empecemos por la parte más preocupante: cosas que no debes tomar.
Alcohol, o El mismísimo diablo
Claro que encontrarás estudios en Internet que te dirán que una o dos copas a la semana no pueden hacerte daño y, que si mantienes la capacidad de razonar, el alcohol está permitido. Sin embargo, estos resultados todavía están sujetos a debate y no querrás apostar doble o nada contra el cerebro de tu bebé. ¡No tientes al diablo por un vasito de vino, bebe agua!
El alcohol atraviesa fácilmente la placenta: corres el riesgo de que tu hijo tenga síndrome alcohólico fetal o problemas neurológicos, porque el alcohol afecta prioritariamente al cerebro y sistema nerviosos del feto (¿Ya tienes los pelos de punta? Normal). Retraso del crecimiento, riesgo de anomalías faciales, deficiencias de aprendizaje y, más tarde, tendencias depresivas, ansiedad y diversos problemas conductuales y emocionales, son cosas que afectan a los niños cuyas madres bebieron mucho alcohol durante el embarazo. También son altas las probabilidades de tener hijos prematuros y con un peso inferior al normal.
Té, café, agua con gas, bebidas energéticas: estimulantes
Estas bebidas contienen sustancias estimulantes (teína o cafeína son lo mismo) que impiden la absorción del hierro y el calcio presentes en los alimentos que tomas. Y eso es una pena, porque podrían venirle bien al bebé. No debes superar los 300mg de cafeína al día. Para tu información, una taza normal de café contiene unos 179mg de cafeína, una taza de té verde lleva unos 30mg y una lata de cola entre 36 y 50mg.
Extra: el chocolate negro también contiene cafeína, así que no abuses de él; 28g de chocolate negro llevan 19mg de cafeína...
Plantas e infusiones con efectos secundarios
Después de haber leído que el café y el té se tachan de la lista, probablemente estés ya planeando consolarte con todas las tisanas habidas y por haber. Por desgracia, la mayoría de las infusiones tampoco dan la talla. Algunas tienen efectos sobre el embarazo que están por documentar y otras pueden estimular el útero, afectar a las hormonas, aumentar los sangrados o, incluso, provocar hipertensión o un aborto.
Algunas plantas contienen fitoesteroles, unas sustancias cercanas al colesterol. Se encuentran en vegetales como la soja, el maíz o el espino amarillo. Se dice que disminuyen los niveles de colesterol en sangre. En realidad, deberías seguir una dieta muy estricta para aprovechar los beneficios reales de los fitoesteroles (y pedirle opinión a tu médico). Intenta no consumirlos estando embarazada ni dárselos a niños menores de 5 años: el fitoesterol disminuye la vitamina A presente en el organismo. La vitamina A es útil para tener un buen sistema inmune y la piel y los ojos sanos.
Aquí tienes una larga lista de plantas que no deberías comer durante el embarazo (ni usar en forma de aceites corporales o geles, beber en infusión...) y que suelen encontrarse a la venta
La absenta, el anís, el comino, la angélica china, el escaramujo, la matricaria, el hinojo, el fenogreco, las hojas de frambueso (salvo al final del embarazo), el jengibre, el ginseng, la verbena, la milenrama, el clavo, el lúpulo, la menta, la alfalfa, la mirra, el orégano, el perejil, el regaliz, el romero, la zarzaparrilla, la salvia, la soja, el tomillo, el ajo (especialmente en el tercer trimestre), el áloe, el aceite esencial de albahaca, la calabaza, el cólquico, el eucalipto, el enebro, la valeriana, el ruibarbo y el azafrán.
En cuanto a plantas más exóticas, ¡asegúrate de verificarlo primero en una fuente fiable!
Evita alimentos demasiado dulces o grasos
Las galletas, pastas, caramelos, chocolates, el exceso de aceite o mantequilla... todo esto debe salir por la puerta cuando viene el bebé. Más que nunca, debes tomar comidas sanas y equilibradas: la obesidad materna supone un riesgo elevado de que madre e hijo padezcan numerosos problemas. Hipertensión, toxemia, infecciones urinarias, tromboembolias...
Charcutería, vísceras y suplementos dietéticos
Después de las deficiencias de vitamina A, vamos a por el exceso de vitamina A, que tampoco es nada bueno. En particular, hay que evitar el hígado y el foie a toda costa (en paté, mousse, terrina, rillettes... todas las preparaciones a base de hígado triturado) porque contienen demasiada vitamina A e incrementan el riesgo de contraer listeriosis, una enfermedad terrible que ataca al sistema nervioso del bebé.
Respecto a los suplementos dietéticos, ¡ni tocarlos sin el beneplácito del médico! Las dosis diarias de vitaminas deberían ser suficientes con el aporte de las comidas del día. No querrás alterar al bebé dándole vitaminas a tontas y a locas...
Productos crudos (quesos, huevos, carnes y pescados)
Los alimentos crudos son una fuente de bacterias que pueden provocar diversas enfermedades al bebé, porque su sistema inmune todavía es poco eficiente. En especial, la toxoplasmosis y también la listeriosis, que suelen pasar desapercibidas para la madre porque se manifiestan con síntomas similares a una gripe, pero pueden tener unas consecuencias desastrosas para el bebé a nivel neurológico.
- Evita el queso hecho con leche cruda (no pasteurizada) y los quesos azules: roquefort, brie, camembert, cabrales, picón, etc. Tampoco comas las cortezas, están especialmente llenas de bacterias.
- Come la carne bien hecha (al punto, poco hecha y cruda queda prohibida). Las carnes ahumadas también pueden contener bacterias, y ojo con las barbacoas: es frecuente que la carne no esté totalmente cocinada. Si eres vegetariana, puedes seguir con tu dieta habitual si tienes la precaución de incluir todos los nutrientes necesarios para el desarrollo del bebé. En Livlab, aconsejamos tomar la menor cantidad de carne posible. No solo porque es mejor para la salud, sino también por motivos éticos.
- Cuidado con los huevos crudos o poco hechos. Esto descarta la mayonesa o los huevos pasados por agua. Todas las salsas a base de leche no pasteurizada o mayonesas quedan también prohibidas.
- No tomes pescado crudo, como el sushi o el tartar de pescado (excepto si el sushi se ha congelado, proceso que mata las bacterias).
Pescados grasos con moderación
Los pescados grasos absorben mucha contaminación de su entorno natural, pero están repletos de omega 3 que es bueno para el bebé. Para tenerlo todo, no comas más de dos veces en semana y limítate a la caballa, la trucha o las sardinas.
Evita el atún, pez espada, pez aguja y tiburón, que contienen demasiado mercurio.
Alergias y alimentos "light"
Si en tu familia hay alérgicos, intenta no tomar durante el embarazo ninguna de las cosas que les dan alergia, podría desencadenar una reacción alérgica en el bebé. Evita igualmente los productos "light" (que acostumbran al bebé a los sabores muy dulces) y los edulcorantes artificiales (como el aspartamo, que sustituye al azúcar en los refrescos de cola y es muy peligroso).
Hábitos de higiene
Si estás embarazada, no olvides lavarte las manos, la encimera donde preparas la comida y todo lo que pueda haber estado en contacto con bacterias; lava los utensilios y procura lavar adecuadamente las frutas y las verduras.
Vale, seamos realistas. Después de todo esto, probablemente estés pensando que no te quedan muchas cosas que comer durante los próximos nueve meses... pero bueno, lo que necesitas es amor, ¿no? :)
PD: ¡era broma, no vamos a dejar que pases hambre! Echa una ojeada al artículo sobre las cosas que es bueno comer estando embarazada, lánzate a por ellas ¡y come cuanto quieras!
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