Meditación: aprende a relajarte
Andar sentado por ahí, mano sobre mano, para ser más listo, majo, tranquilo y atractivo... es como para no creérselo, ¿no? La meditación viene a ser como hacer trampas en el juego de la vida. Con un poco de práctica y una pizca de técnica, los abundantes beneficios derivados del estilo de vida zen pueden cambiar tu vida a mejor y enseñarte a conciliar el sueño.
Destruye las emociones negativas
Cuando practicas la meditación con asiduidad, el cerebro se transforma: la amígdala, una parte del cerebro que maneja las emociones (sobre todo el miedo y la ansiedad) ¡se encoge! Su materia gris disminuye, lo que significa que hay menos neuronas. No te asustes, en este caso la pérdida de neuronas no es perjudicial. Solo significa que, al tener menos neuronas para crear y procesar emociones negativas, te resultará más difícil sentirte irritable o infeliz.
En un estudio realizado en el Hospital General de Massachusetts en 2012, dos grupos de principiantes hicieron ejercicios de meditación durante 8 semanas y luego se les mostraron fotografías que deberían haber generado emociones positivas, neutras o negativas.
El primer grupo hizo meditación consciente (ejercicios respiratorios): al mirar las fotos, la actividad de la amígdala disminuyó. Eso significa que sentían menos emociones negativas en términos generales.
El segundo grupo hizo ejercicios de meditación centrados en aumentar la compasión hacia los demás. En consecuencia, su amígdala respondió menos a las fotos positivas o neutras y más a las negativas. Eso significa que, en general, sentían menos emociones negativas excepto cuando se trataba de una situación negativa que le sucedía a otra persona. Les afectaba más fácilmente el sufrimiento de los demás.
Te vuelves más positivo
En un estudio de 2010 publicado en la revista americana Neurology se ofrecieron sesiones de meditación programada a pacientes con esclerosis múltiple. Los resultados fueron incontestables: el 92% de los participantes declararon estar de mejor humor y menos cansados y mostraron una reducción del 30% en sus síntomas depresivos. Por otro lado, los pacientes que solo recibieron el tratamiento médico habitual se mostraron más cansados e infelices.
Mientras que la materia gris de la amígdala se encoge, lo contrario ocurre en el lado izquierdo del hipocampo: esta parte del cerebro maneja la memoria, la conciencia de uno mismo, la introspección y la compasión hacia los demás.
Un analgésico natural
El Doctor Fadel Zeidan, un neurobiólogo del Wake Forest Baptist Medical Center, realizó un estudio para determinar la eficiencia de la meditación sobre el dolor. Aparentemente, las perspectivas eran de lo más prometedor: la meditación parece ser incluso más eficaz para tratar el dolor que la morfina y los analgésicos.
El experimento de Zeidan fue así: expuso a los voluntarios a un sensor térmico a 48,8°C, lo suficientemente caliente como para causar dolor, y realizó una resonancia magnética de sus cerebros. Luego, los dividió en varios grupos.
El primer grupo recibió un tratamiento placebo, con una falsa crema analgésica. Cuando los voluntarios se daban la crema antes de tocar el sensor, los investigadores reducían la temperatura del aparato.
Al segundo grupo se le enseñó una especie de meditación de mentira, que consistía en respirar lentamente durante 20 minutos, sin ningún otro tipo de instrucción, y escuchar una grabación elegida por su excepcional capacidad para infundir aburrimiento, sobre las antigüedades de Selborne, un pueblecito de Inglaterra.
Al tercer grupo le enseñaron meditación consciente.
Tan solo 4 días después, Zeidan expuso a los voluntarios al sensor y obtuvo unos resultados impactantes: mediante la resonancia magnética, comprobó que los voluntarios del grupo placebo mostraban una disminución del dolor físico del 11%, y de un 44% en cuanto al dolor emocional. Para el grupo que aprendió falsa meditación, los porcentajes de disminución fueron del 9% y el 24%, respectivamente. ¡El grupo de meditación consciente mostró una asombrosa disminución del 27% en el dolor físico y del 44% en el emocional!
La gente que practicaba meditación consciente no empleaba las mismas zonas del cerebro para reaccionar al dolor: el tálamo, una parte del cerebro que reacciona ante el dolor, estaba inactivo, mientras que las áreas que controlan la conciencia y el control cognitivo estaban activadas.
Mejor memoria y concentración
Según un estudio de la Universidad de Santa Barbara de California, a la gente que practica meditación le resulta más fácil mantener la concentración y tiene mejor memoria. En el estudio participaron 2 grupos de voluntarios: en uno, recibían clases de nutrición para mejorar la memoria y en el otro, clases de meditación con el mismo fin.
Tras 2 semanas de clases, todos los participantes pasaron unas pruebas y los que habían tenido clases de meditación mejoraron su puntuación de 460 a 520, mientras que los de las clases de nutrición no.
Un pequeño ejercicio de meditación consciente
Aquí tienes un ejercicio de meditación consciente para disipar el dolor, sacado del libro "El poder del ahora", de Eckhart Tolle.
- Concéntrate en la sensación que tienes ahora mismo. Lo que sientes es el "cuerpo del dolor" y tienes que ser consciente de él y entenderlo tal y como es.
- Observa eso que sientes, pero no pienses en ello. No lo transformes en un pensamiento, no lo juzgues ni lo analices, no te identifiques con el dolor: únicamente, sé un testigo de tu propio dolor.
- Sé consciente del dolor como un observador silencioso que lo está contemplando. Toma conciencia de tu ser en el momento presente.
- Puede que te cueste trabajo arreglártelas para separarte a ti mismo del dolor si es muy fuerte y estás acostumbrado a él (por ejemplo, en caso de dolor crónico). Observa esta "resistencia" que percibes en tu interior, esta tendencia a identificarte con tu dolor.
- Obsérvate hablando de tu dolor o pensando en él. Cuanto más seas capaz de separar tu "yo interior" del dolor, más podrás ser un testigo real de tu dolor y dejar de sentirlo tan cercano.
- No olvides meditar asiduamente para cosechar todas las ventajas... ¡la meditación modifica el cerebro de forma permanente!
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